Cataluña y España, una relación con fracturas

Cataluña

Unos quieren independizarse; otros no.

Se hacen llamar independentistas, separatistas, pero les guste o no, son españoles que no quieren a su país, que reniegan de él y que quieren cortar de tajo con todo lo que éste implica…

Desde hace años se llenan de orgullo cada vez que afirman “primero soy catalán que español«. Están resentidos con su Gobierno, con su tierra, con sus paisanos, con su patria, por temas económicos, políticos y culturales. Y esto data no de una o dos décadas; no, sino de uno o dos siglos, en que su región, conocida como la más rica de España, económicamente ha sido muy exprimida por los gobiernos en turno, en favor y beneficio de otras comunidades. Pero su molestia se acentuó cuando Franco, durante su dictadura, los reprimió más en su lengua y su cultura catalana.

Por eso los llamados independentistas están molestos, enojados, «cabreados», llenos de un orgullo y de una ansiedad de soberanía, que les mantiene en un intenso y fuerte enfrentamiento con el Gobierno central desde hace días, semanas, meses…

Su propuesta de hacer un referéndum este domingo 1 de octubre, tiene preocupados no sólo al Gobierno, sino a grupos políticos, empresariales, ciudadanos, sociedad en general.

Muchos se preguntan «¿qué pasará el domingo; realmente se llevará a cabo la consulta aun cuando el Gobierno los ha desarmado de material, mientras que los independentistas han seguido con su desafío? ¿Hasta dónde van a llegar los enfrentamientos, hasta vivir hechos más violentos?”.

Oriol Junqueras y Carles PuigdemontLos ánimos están muy caldeados. El Gobierno de Mariano Rajoy ha acorralado a los seguidores del movimiento -liderados por Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, quienes encabezan la consulta ilegal-, con serias acciones como el bloqueo de la web que promovía el referéndum; la prohibición a Correos para distribuir material electoral; la detención de algunos funcionarios de puesto relevante en el gobierno catalán por desobediencia, además de haber requisado una gran cantidad de papeletas de la consulta, así como la prohibición de sitios para fungir como casetas electorales.

Por medidas, el Gobierno de Rajoy no ha parado, aunque como dicen muchos ciudadanos y líderes de opinión: “ha actuado tarde y con mucha tibieza”. Aun así, ha emprendido acciones y seguro emprenderá más este domingo. La moneda está en el aire ante la expectativa de qué sucederá en Cataluña.

Se dé o no se dé el proceso ilegal en busca de una independencia, -para unos justificada y para otros no- lo que vive Cataluña dejará serias secuelas y fracturas en la sociedad española, y seguro abrirá otro triste capítulo en la historia de esa España que fue ejemplo internacional de democracia con la transición que vivió hace unas décadas, cuando se terminó al dictadura de Franco.

Toda esta revuelta se vive en un mismo territorio, en el que niños, jóvenes y adultos, entre estos alcaldes, policías, empresarios, estudiantes y padres de familia, con diferentes ideologías, han tomado las calles, escuelas y sitios público para protestar, exigir, demandar y hasta denunciar, mientras que el Gobierno central, que en algunos momentos sostuvo conversaciones con los líderes para llegar a un acuerdo, no supo a tiempo «apretar las tuercas», hasta que el tema se le empezó a desbordar.

¿Habrá referéndum o no el domingo?

Ellos, los independentistas, dicen que sí; los nacionalistas dicen que no. El Gobierno seguro planea su última estrategia para impedirlo; el gobierno catalán también, seguro, para realizarlo.

Habrá que esperar unas cuantas horas para saber qué rumbo puede tomar este hecho que ya es histórico en una España que, si por algo se distingue, es porque ha escrito su propia historia siempre a base de enfrentamientos entre sus mismos nacionales.

Hacer patria es un valor que no tienen muy arraigado los españoles, de tan divididos que están, y  lo que sucede en Cataluña no es ni más ni menos que el mejor ejemplo de esta verdad. Es penoso que en un país tan rico en historia, arquitectura, cultura, gastronomía, lenguas propias y turismo, su gente carezca tanto de valores y sentimientos hacia su propia tierra, sus raíces… el país que los vio nacer.

¡Así las cosas en  España, hoy en día!

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