Hablando del próximo Día de Muertos…
Hace días curioseaba tiendas de un centro comercial y me metí a una que vende disfraces de todo tipo, así como artículos para fiestas infantiles.
Como la noche de Halloween está próxima, la tienda, que por curiosidad la visito seguido porque vende cosas muy “gringas”, estaba abarrotada de disfraces, artículos y accesorios alusivos a la noche de brujas.
Cual va siendo mi sorpresa que entre tantas cosas me encontré con estantes que ofrecían artículos muy coloridos bajo la temática de “Halloween – Día de los Muertos”, con decoración como “lápidas de Día de Muertos”, “platos” con imágenes de calaveritas, “cráneos mexicanos”, “caretas de calaveras», figuras de esqueletos clasificados como «novio y novia mexicana”, así como disfraces de la incomparable Catrina.
No sé de qué empresa habrá sido la idea de pensar que en Halloween se celebra el Día de Muertos, cuando sabido es que nada tiene que ver una fiesta con la otra. Aun así, nuestra festividad de difuntos, que a mucho extranjero impacta, parece que empieza a traspasar fronteras y a comercializarse como una fiesta más relacionada con brujas y espantos, que con el significado que tiene para los mexicanos.
Lo cierto es que en España el Halloween tiene algunos años de haberse introducido y parece que llegó para quedarse, pues es una celebración que cada año se ve más reflejada en la gran cantidad de comercios, sean del giro que sean, tanto de pueblos como ciudades, que en sus escaparates ofrecen disfraces, artículos, dulces, panes en forma de calabaza, o simplemente lucen decoración alusiva a la fiesta de brujas.
Ejemplo de cómo se ha potenciado el marketing de esta fiesta de origen celta, es el de una empresa en Valencia formada por guías, monitores y educadores habilitados que ofrecen rutas turísticas a fin de difundir y dinamizar el patrimonio histórico, artístico y cultural de la ciudad y que han diseñado un recorrido “oscuro, macabro, esotérico y misterioso” por las calles del centro, aprovechando los días alusivos a Halloween, Muertos y Todos los Santos.
Aun así, con brujas o sin brujas, el 1 de noviembre muchos españoles recuerdan a sus difuntos y visitan los panteones para dejar flores en sus tumbas, con el recogimiento y el respeto que le tienen a la muerte y que nada tiene que ver con la manera en que el mexicano la conceptualiza y enfrenta.
Otros más se dejan llevar cada año por el consumismo del Halloween, como en otros países, a través de fiestas de disfraces que organizan amigos, familias, discotecas o sitios de ocio en las que hacen concursos, dan premios y preparan otras actividades.
¿Y al español le gusta esta fiesta de origen celta? Es tal la publicidad en medios de comunicación y comercios, que imposible no vayan cediendo a esta fiesta temática, pero más que nada, los niños son los primeros consumidores, ya que se sienten atraídos por el «terror» en forma de disfraz.
Y mientras los españoles hacen lo suyo, los mexicanos residentes en el país e integrados en asociaciones o de manera individual, se dan la tarea de recordar a sus difuntos en la festividad el Día de Muertos, declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad, instalando altares, organizando concursos de calaveritas y hasta elaborando y vendiendo el tradicional Pan de Muerto, así como calaveritas de azúcar.
Lo cierto es que sea Halloween o Día de Muertos… ¡la celebración da para todo!