No se justifica ni se crítica, pero tampoco se aplaude el que una persona, sea de la edad que sea y tenga la profesión que tenga, le entre a la moda del “selfie” y se haga una foto justo en el marco de una zona de tragedia, sólo para dejar constancia de que “estuvo ahí” a sus seguidores o contactos de redes sociales, aun cuando a veces la tragedia despierte cierta inspiración o se quiera hacer uso de la retórica al momento de escribir algunas palabras públicas.
El selfie que tuvo a mal (o a bien, según desde donde se mire la imagen) tomarse el periodista de la Cope, Carlos Herrera, la noche del domingo en París, en el exterior de la discoteca donde se registró el peor de los atentados el pasado viernes 13, fue muy criticado este lunes en Twitter por considerarlo equivocado, poco serio y profesional, primero por haberse hecho la foto en el sitio de la tragedia y, segundo, por la expresión de su rostro, que quizá pretendió mostrarse serio, pero más bien reflejaba otro gesto.

En fin que el selfie ya quedó registrado y así como fue muy retuiteado con severas críticas al periodista, también recibió los “me gusta” de la red social; incluso un usuario tuvo la ocurrencia de ridiculizar a Herrera con el montaje de su foto sobre imágenes de pasadas tragedias. Criticado o no, este tipo de polémicas a veces les beneficia a los famosos, porque consiguen más seguidores y, sin que se lo propongan (o sí), hasta su marketing aumenta.
Estamos conscientes de que fotos de este tipo son de muy mal gusto por las circunstancias que la rodean, pero… ¡seamos sinceros! si de por si los móviles, al ser pequeños ordenadores nos facilitan todo y nos dan acceso inmediato a las redes sociales, el traer una cámara digital integrada ha venido a fomentar más la vanidad del ser humano, o el incontrolable deseo de querer inmortalizar todo en imágenes, de querer dejar constancia del “yo estuve ahí´”, “yo lo viví de cerca”, sin tomar conciencia de que a veces esa imagen colgada en una red social puede lastimar la susceptibilidad de muchas personas. ¡Tenemos que aprender a controlar ese instinto de querer captar todo!
No es lo mismo hacer fotos de “recuerdo” del sitio (léase bien, “el sitio”), un día después donde se vivió una tragedia o un suceso especial, a tomarse un foto personal con el fondo del lugar que hace referencia a un triste y lamentable hecho, como fue el atentando en París, que dejó más de cien muertos. Aún así muchos usuarios no reflexionan en esto y en cuanto pueden se hacen el “selfie del recuerdo”, el cual ¡por supuesto! tiene que compartirse en sus muros personales de redes sociales, porque si no… ¡no vale!
Casos como el de Carlos Herrera hay muchos, no sólo de famosos, sino de ciudadanos comunes que, sin tomar conciencia, se hacen autorretratos que una vez publicados en las redes se virilizan, sobre todo cuando despiertan el furor de los usuarios.
Recordemos el caso de una estudiante mexicana de odontología que, en agosto pasado, tuvo la ocurrencia de tomarse una foto con una paciente de edad mayor y de salud delicada y que luego apareció publicada en Twitter. Aunque la chica argumentó posteriormente que “la imagen estaba en su ordenador y que no sabe cómo terminó saliendo a la luz”, su ocurrencia e ignorancia fue nada acertada.
Verdad o mentira, sólo ella, pero el daño lo hizo, sobre todo a la persona enferma en sí y a los familiares de la misma, que no les ha de haber caído en gracia ver que una joven estudiante se burlara y ridiculizara a la mujer con una fotografía colgada en un sitio público.

Para bien o para mal, los “autorretratos” son una práctica que aunque ya existía, se han convertido en un fenómeno en toda sociedad, impulsado más a partir de aquella foto grupal entre celebridades de Hollywood, que la presentadora de televisión, Ellen Lee DeGeneres, hizo en una ceremonia de los Premios Óscar y que, según estadísticas de redes sociales, es considerada la imagen más retuiteada de la historia.
¿Y qué tal la llegada al mercado del “palo-selfie”? ¡Sin duda alguna un instrumento a buen precio, que ha venido a refrendar más la práctica del selfie!
Ni es bueno ni es malo hacerse autofotos; cada quien su vanidad, su deseo o necesidad de autoafirmación al retratar su persona y compartirla con sus contactos. Lo que sí es poco inteligente es no reflexionar en el cómo, cuándo y dónde nos hacemos los selfies que, una vez publicados, su contenido pueden lastimar la susceptibilidad de la gente. De hacerlo, que lo haga cualquiera, pero luego hay que asumir las consecuencias, sobre todo cuando pasa factura a la imagen personal.
Bueno, creo que lo que se publica en Twitter tiene ultimamente mucha repercusión entre políticos, escritores de renombre y periodistas. Puede hasta arruinar la reputación de más de uno.
No está bien. No es una atracción turística para hacerse tal selfie, y es de mal gusto. Y más si viene de una persona que sufrió en propia carne una carta bomba del grupo terrorista ETA.
Para mi, que sigo su trayectoria desde hace años no empaña mi admiración por él, pero es un patinazo que no puede pasar desapercibido.
Te mando un cordial saludo y me da gusto contactar contigo aunque sea por este medio.
Carlos
Lo has dicho bien, Carlos, fue un «patinazo» el que dio el buen Herrera, periodista que por cierto también escucho mucho en la radio y cuyo estilo profesional me ha gustado desde que lo conocí. Por eso digo que cuidado con los selfies, porque muchas veces no tomamos conciencia de lo atrapado que estamos ya con las nuevas tecnologías, sobre todo con la cámara integrada a móviles y hacemos y compartimos fotos que pueden causar molestias.
Saludos…
Le ganó la vanidad, y en estos medios nada se perdona. En el pecado llevará la penitencia. Saludos Margarita.